Radiaciones electromagnéticas y niños: riesgos y posibles medidas

Nuestro entorno vital ha cambiado enormemente en la última generación: Los niños de hoy crecen con tecnologías que no existían cuando sus padres eran niños. Aunque estas tecnologías suponen un gran beneficio en muchos ámbitos, no se ha conseguido reducir o evitar en lo posible su impacto sobre los niños y la naturaleza. Por ejemplo, las directrices para evaluar la radiación electromagnética se elaboraron en 1996 y no han cambiado desde entonces.

El estudio «Wireless technologies, non-ionising electromagnetic fields and children: identification and reduction of health risks» (Tecnologías inalámbricas, campos electromagnéticos no ionizantes y niños: identificación y reducción de los riesgos para la salud) de la revista «Current problems in the health care of children and adolescents» (Problemas actuales en la atención sanitaria a niños y adolescentes) examina con gran detalle cómo la radio móvil y las redes WLAN pueden afectar a la salud de los niños. Recomienda un planteamiento ampliamente utilizado en la comunidad científica: ALARA (As Low As Reasonably Achievable) y se recomienda la actuación de la comunidad médica.

El texto completo del estudio en inglés puede consultarse aquí.

Se reproduce aquí la traducción al español de la introducción y la conclusión del estudio de Davis et al. (2023):

„Los niños de hoy son concebidos en un mar de radiaciones inalámbricas y viven en un entorno que no existía cuando nacieron sus padres. Los albores de la era digital siguen transformando la capacidad de respuesta a las emergencias y ampliando las comunicaciones mundiales. Aunque esta tecnología cada vez más omnipresente está cambiando la naturaleza del comercio, la medicina, el transporte y la vida moderna en su conjunto, sus múltiples y cambiantes formas no han sido estudiadas por sus impactos biológicos o medioambientales. Las normas de evaluación de la radiación de muchos dispositivos inalámbricos se establecieron por primera vez en 1996 para evitar el calentamiento de los tejidos, y desde entonces no se han modificado en Estados Unidos ni en muchos otros países. Existen numerosas pruebas de que la radiación inalámbrica tiene numerosos efectos no térmicos sobre la reproducción, el desarrollo y las enfermedades crónicas. Muchos dispositivos de uso generalizado, como teléfonos y tabletas, funcionan como radios de microondas bidireccionales, que transmiten y reciben diferentes frecuencias de radiación de microondas transmisoras de información a través de múltiples antenas que funcionan simultáneamente.

Figura 1: Fuentes de radiación inalámbrica de radiofrecuencia en el hogar (Davis et al., 2023)

Los grupos de expertos que asesoran a los gobiernos sobre esta cuestión discrepan sobre las mejores medidas a adoptar. La Academia Americana de Pediatría recomienda limitar el tiempo de pantalla para los niños menores de dos años, pero más de la mitad de los niños pequeños tienen contacto habitual con pantallas, a menudo sin intervención de los padres. Los niños pequeños de padres que utilizan con frecuencia dispositivos para el cuidado de sus hijos pueden experimentar retrasos en la adquisición del lenguaje y el apego, mientras que los niños mayores manifiestan sentimientos de decepción debido a la «tecnoferencia», es decir, la distracción de los padres por la tecnología. Los niños que empiezan a usar dispositivos a una edad temprana pueden volverse social, psicológica y físicamente dependientes de la tecnología y experimentar retraimiento cuando dejan de usarlos. Revisamos las pruebas experimentales, epidemiológicas y clínicas pertinentes sobre los efectos biológicos y de otro tipo de las tecnologías inalámbricas actualmente en uso, incluidas las recomendaciones para formular preguntas importantes durante las evaluaciones de salud pediátrica desde la infancia hasta la edad adulta temprana.

Llegamos a la conclusión de que, en consonancia con las recomendaciones de la radiología pediátrica, parece razonable y prudente un planteamiento que recomiende que la exposición a la radiación de microondas se mantenga en el nivel más bajo razonablemente alcanzable (ALARA), y que se emprenda un programa de educación, investigación y seguimiento financiado de forma independiente sobre los efectos físicos y psicológicos a largo plazo del entorno tecnológico en rápida evolución, incluidas las formas de mitigar los efectos mediante modificaciones del hardware y el software. Las pruebas actuales sobre electrohipersensibilidad demuestran la importancia de reducir la exposición a los dispositivos inalámbricos, especialmente en las escuelas y los centros sanitarios.

Figura 2: Espectro electromagnético (Davis et al., 2023)

Conclusión: Próximos pasos para que los médicos protejan mejor a los niños de los efectos de la RFR

Las telecomunicaciones modernas han sido acogidas por sus innumerables beneficios para la sociedad, pero hemos tardado más en reconocer la necesidad de prevenir y reducir los daños a los niños y al mundo natural del que dependen nuestras vidas.286 Afortunadamente, existen alternativas al uso de dispositivos inalámbricos para muchas aplicaciones modernas que pueden proporcionar un rendimiento técnico más seguro, rápido y eficiente. Hay muchas razones físicas, psicológicas y sociológicas claras para limitar el tiempo que los niños pasan frente a la pantalla y promover así un desarrollo saludable. El principio ALARA -tan bajo como sea razonablemente posible- debería adoptarse como estrategia para proteger la salud y la seguridad frente a las radiaciones de radiofrecuencia.

Mientras se aplican estas medidas en consultorios médicos, clínicas y similares, urge un programa de formación, investigación y seguimiento financiado de forma independiente para detectar las importantes lagunas de datos en este ámbito, establecer las prioridades adecuadas de investigación y formación y realizar estudios a largo plazo sobre los efectos físicos y psicológicos de la rápida evolución del entorno tecnológico, incluidas las formas de mitigar los efectos mediante cambios en el hardware y el software.

La comunidad médica tiene un papel crucial que desempeñar en la prevención y el tratamiento de las enfermedades relacionadas con los CEM. Los médicos y otros profesionales de la salud pueden tomar medidas como:

• A nivel federal: Abogar, junto con la AAP y otros profesionales de la salud, por una reevaluación de los límites de exposición a radiofrecuencias y la elaboración de normas que tengan en cuenta adecuadamente los efectos biológicos, la vulnerabilidad de los niños y las pautas de uso actuales.
• A escala estatal: Implique a sus miembros en actividades de divulgación y educación y en resoluciones de apoyo a iniciativas federales.
• Apoyar medidas para reducir la exposición de los niños a los CEM en casa, en guarderías, escuelas, centros sanitarios y lugares de ocio.
• Apoyar el desarrollo continuo de directrices clínicas para la prevención, el tratamiento y el diagnóstico de enfermedades relacionadas con los CEM.“

Fuentes:

Davis et al. (2023): Devra Davis, Linda Birnbaum, Paul Ben-Ishai, Hugh Taylor, Meg Sears, Tom Butler, Theodora Scarato. Wireless technologies, non-ionizing electromagnetic fields and children: Identifying and reducing health risks, Current Problems in Pediatric and Adolescent Health Care, Volume 53, Issue 2, 2023, 101374, ISSN 1538-5442,

https://doi.org/10.1016/j.cppeds.2023.101374

(https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1538544223000238)

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